Georgia Bulletin

The Newspaper of the Catholic Archdiocese of Atlanta

Las festividades religiosas del calendario reflejan una realidad multicultural

Published noviembre 27, 2014  | Available In English

Hace más o menos una semana estuve involucrado en una conversación casual con un caballero de la Arquidiócesis con respecto a las fiestas religiosas en general y las católicas en particular.

Algunos días después, durante mi estadía en Baltimore, cené con una pareja que conozco desde mi primera asignación sacerdotal en Chicago, hace más de 40 años, y que ahora vive en Maryland. Este tema de las fiestas salió a relucir otra vez durante la cena bajo el contexto de incluir otras fechas religiosas no cristianas en los calendarios escolares locales.

Algunos distritos escolares en todo el país han decidido no hacer ninguna referencia religiosa a un día festivo y simplemente referirse a esos días como vacaciones de invierno, otoño o primavera. Algunos están profundamente convencidos de que ésto es simplemente otra instancia para expulsar cualquier referencia, influencia o significado religioso fuera del dominio público, relegando así la fe religiosa a la esfera privada exclusivamente sin ningún lugar dentro del ámbito público. Mucha gente ve estas acciones como otra señal de que por hacer algo “políticamente correcto” se hace un mal.

Ésta creciente diversidad religiosa es una realidad en aumento para nuestra nación, donde gente de diversas partes del mundo viene a estas costas trayendo consigo sus herencias religiosas. Debido a que la mayoría de los calendarios públicos han reconocido las fiestas religiosas cristianas y judías durante mucho tiempo, estas personas buscan ahora tener el mismo reconocimiento de sus celebraciones y su propia presencia espiritual. Cómo poder lograr equilibrio y equidad es un reto en una nación que no endorsa una fe sobre la otra.

Un enfoque es ignorar todas las referencias religiosas en el calendario y tratar la Navidad, la Pascua, el Yom Kipur, el Ramadán, la Pascua hebrea y el Viernes Santo como vacaciones de invierno, primavera u otoño. Sin embargo, esas designaciones seculares tienen que cambiar anualmente para reflejar el hecho de que están ligadas para siempre a una celebración religiosa que se mueve, siendo identificadas residualmente con una fiesta religiosa.

Durante mucho tiempo, nuestros calendarios han estado influenciados por las realidades religiosas. Los períodos de la Semana Santa y la Pascua hebrea, el Yom Kipur y el Ramadan todos siguen las influencias lunares y por lo tanto, “la primavera, el otoño y las otras designaciones” correspondientes tendrían que ajustarse para ser alineadas correctamente con estas celebraciones religiosas tácitas. Lo que podrían ser unas vacaciones de primavera u otoño este año tendría que moverse para ser identificado con otro evento tácito el año siguiente. Sin embargo, un día cualquier estudiante brillante podría eventualmente hacer la pregunta obvia sobre por qué las vacaciones de primavera cambian cada año. ¿Cómo le respondería un profesor en aprietos?

En América, nuestros calendarios también han sido moldeados por otros eventos ya que recordamos el Día de la Bastilla, el Cinco de Mayo, el Día de la Constitución Polaca, por no mencionar el día de San Patricio y un sinnúmero de otros eventos que no son de origen americano. Estas celebraciones logran acercarnos a nuestros vecinos, amigos y conciudadanos a medida que ellos recuerdan estos eventos que son importantes para ellos. Reconocer las fiestas religiosas no significa que favorecemos una herencia religiosa en particular o sus creencias, sino que reconocemos y respetamos la presencia de personas valiosas y las creencias que ellos aprecian con cariño.

Cada año, el Cardenal Jean-Louis Tauran, Presidente del Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso, envía saludos a una gran cantidad de familias religiosas en las fiestas especiales que ellos observan. No puedo imaginar que alguien sugiriera que estos reconocimientos por parte de la Santa Sede representan algo más que un reconocimiento de la nobleza y la dignidad de estas personas y su patrimonio religioso.

Remover la etiqueta religiosa de algunos días es una forma de responder a este dilema de una realidad multicultural, pero no explica el por qué estas fechas se encuentran desde un principio en nuestros calendarios. Algunas de estas fiestas religiosas que ahora son tradicionales existían antes en un ambiente secular precristiano. Supongo que podríamos regresar a sus orígenes más antiguos como una fiesta Druida o una celebración greco-romana. Sin embargo, incluso ese enfoque implicaría reconocer que estas religiones primitivas tuvieron momentos que inscribieron en sus calendarios.

Estamos a punto de celebrar el Día de Acción de Gracias, un día de fiesta cívico. Muchos de nosotros iremos a la iglesia para dar gracias a Dios por Su abundante generosidad en nuestras vidas. Sin embargo, incluso la palabra “acción de gracias” tiene una connotación religiosa para nosotros y es en sí misma la representación inglesa de la Eucaristía. Pero eso sólo hace la conversación actual aún más compleja, ¿o no? ¡Feliz día de Acción de Gracias, queridos hermanos y hermanas! Parece que no podemos evitar un encuentro con el Ser Divino — ¡Demos gracias a Dios!